DOMAINE THILLARDON - BEAUJOLAIS, FRANCIA

Domaine Thillardon nació en 2008 en la comuna de Chénas, cuando Paul-Henri Thillardon decidió iniciar su propio proyecto, lejos del modelo cooperativo donde trabajaba su padre en el sur del Beaujolais.  Empezó con apenas una parcela y una visión clara: hacer vinos auténticos, limpios y naturales que expresaran el carácter del Gamay. Con el tiempo, se unieron sus hermanos Charles y Jean-Baptiste, y luego su hermana Aude. Hoy, cultivan más de 12 hectáreas en Chénas, Moulin-à-Vent y Frontenas, al sur de la región con un enfoque de policultivo, donde también crían vacas, cerdos y caballos.

Su finca abarca distintos suelos y altitudes. En lo alto, el climat de Chassignol corona la apelación con sus suelos de granito arenoso y viñas centenarias. En la parte baja, otras parcelas crecen sobre suelos aluviales más profundos. También han sumado viñas en Moulin-à-Vent, lo que les da un abanico de expresiones para trabajar el Gamay con precisión.  Sus viñedos se trabajan en agricultura biodinámica certificada. No usan herbicidas ni productos de síntesis. 

La vendimia se hace a mano, racimo a racimo. En bodega, Paul-Henri siguió los pasos de sus mentores: Guy Breton, Jean-Louis Dutraive y Yvon Métras. Vinifica en racimo entero, con levaduras autóctonas y sin remontados. El vino no se clarifica ni se filtra. El uso de sulfitos es mínimo o inexistente. El resultado es honesto, fresco, de baja graduación y lleno de tensión.  El vino envejece en cemento, acero esmaltado, barricas usadas o foudres, según lo que cada parcela pide.

Sus vinos son vivos, alegres, vibrantes, de fruta precisa, textura fina y gran carácter. Las cuvées de Domaine Thillardon reflejan pureza y vitalidad. Alizés, Les Blémonts, Chassignol, Les Carrières y Vibrations son nombres que hablan de lugar, de trabajo consciente y de sensibilidad. Su gama también incluye vinos libres y sin sulfitos como Raisin Libre, pensados para disfrutarse jóvenes.

Thillardon no busca vinos técnicos ni acabados. Busca vinos honestos, que hablen de lugar, y que conecten con quienes los beben. Beaujolais, sí. Pero con una nueva mirada. Su mirada más auténtica.