En 1877, Antónia Adelaide Ferreira, propietaria de la mayor finca vinícola del Duero, compró en subasta 300 hectáreas de tierra virgen al municipio de Vila Nova de Foz Côa. Su sueño era crear un viñedo modelo de la nada, utilizando para ello la vasta experiencia que había adquirido a lo largo de su vida como terrateniente del Duero. Este ambicioso proyecto tardó ocho años en completarse, de 1887 a 1895. Lamentablemente, el placer de esta gran dama en su última y más importante empresa fue de corta duración, ya que murió en 1896.
Desde entonces, la finca siempre quedó en manos de sus descendientes. En la década de 1970, su tataranieto, Francisco Javier de Olazabal, asumió la responsabilidad de su gestión e inició el largo y laborioso proceso de adquisición de las acciones que pertenecían a sus familiares y a otros copropietarios del inmueble. En 1994, él y sus hijos se convirtieron en los únicos propietarios de la Quinta. Hasta entonces, las uvas de la finca se vendían a A.A. Ferreira S.A., la empresa fundada por los descendientes de Doña Antónia, donde formaron la base de algunos de sus mejores vinos. Esta conexión continuó hasta 1998 cuando Francisco Javier de Olazabal renunció como Director Gerente de A.A. Ferreira S.A. a dedicarse, junto a su hijo enólogo Francisco de Olazabal y Nicolau de Almeida, a la elaboración, crianza y comercialización de los vinos de la Quinta a través de una nueva empresa, F. Olazabal & Filhos Lda.
Hoy, Francisco, Luísa y Jaime forman parte de la dirección de la empresa, cada uno en su propio rol y compartiendo la misma pasión por el vino. De una cosecha a otra, respetan la tradición y mantienen la mente abierta a la innovación. Toda la familia Olazabal trae entusiasmo a la empresa y contribuye a la perpetuidad del proyecto de D. Antónia para hacer de Vale Meão un modelo Estate en su propio tiempo.